¡A levantarnos!

lazaroAl estudiar la historia de Lázaro, podemos notar que la palabra muerte, no necesariamente se refiere a la física, sino que va más allá, a la muerte espiritual, a la pasividad en la carrera con Dios, pero nuestro Señor nos resucita de esa muerte, para que seamos llenos de su Santo Espíritu y seamos reactivados para su honra y para su gloria.

El nos levanta del letargo como a Lázaro, pues él nos ama. Observemos como en S. Juan 11:3, las hermanas de Lázaro le dicen a Jesús que Lázaro está enfermo, diciéndole: He aquí, al que amas, está enfermo. Esto es muestra de que nuestro Señor Jesucristo nos ama sobremanera y quiere que estemos en completa salud espiritual.

Vemos como en el versículo 7, Jesús les dijo a sus discípulos que iban a Judea nuevamente, sabiendo que los judíos lo podían apedrear, pero Jesús necesitaba volver a Lázaro. Jesucristo no tiene temor de regresar a ti para sanarte, porque él tiene el poder, el Espíritu que está sobre él no lo debilita, sino que lo fortifica, permite que él ande en luz y nunca teme tropezar, por eso dió él su vida por nosotros, para que andemos también en luz.

Más adelante, vemos que al pedir Jesús que movieran la piedra de la tumba de Lázaro, luego de Lázaro morir, su hermana le respondió que ya habían pasado cuatro días luego de su muerte y que ya hedía y le dijo Jesús: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? No importa cuanto tiempo has estado agobiado, atribulado y hasta separado de la presencia de Dios, para él no hay tiempo ni espacio, si crees, si pones en sus manos tu vida.

¡Anda y levántate y ven fuera de ese sepulcro! Porque tu lugar está al lado del Rey de Reyes. Solo pídele al Padre que es Padre de misericordia, en el nombre de Jesús que te libere, que te desate de esa ligadura y El lo hará.

Altagracia Valoy / 18-08-2009

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