Cuando el Hacha cae…

hachaEn II Reyes, capítulo 6, podemos ver el relato de los hijos de los profetas y Eliseo, buscan preparar lugar para vivir, ya que todos coincidían que el lugar donde habitaban en ese momento era ya estrecho. Nos detenemos aquí y observamos que ellos decían a Eliseo: “He aquí el lugar donde moremos contigo nos es estrecho”, ellos están buscando la amplitud para la obra y cada uno de ellos busca un hacha para hacer vigas y así poder vivir allí.

Pero luego de llegar al Jordán, a uno de ellos mientras talaba un árbol, se le cayó el hacha, y se lamentó diciendo: ¡Oh, señor mío, era prestada!, dirigiéndose a Eliseo. Cuando estamos trabajando para extendernos, para mejorar la calidad en la obra espiritual, buscando servirle a un Dios viviente, El nos facilita la obra y permite que lleguen a nuestras manos las herramientas que necesitamos, pero esto no quiere decir que pueden llegar dificultades que nos agobien por un determinado tiempo.

Cuando operamos en la obra de nuestro Padre, estamos siempre respaldados y es generalmente por alguien que El envía a nuestras vidas. Eliseo fue, en este caso el hombre que envió nuestro Creador, el cual con fé y sabiduría de lo alto, luego de indicarle donde había caído la herramienta, lanzó un palo e hizo flotar el hacha, salvando de esta forma la obra que había iniciado este siervo de Dios y permitiendo que este varón no quedara en vergüenza ante la brigada y ante sus posibles transgresores.

Debemos entender que ese poder y convicción de Eliseo no viene sino de nuestro Señor, de echar la obra hacia adelante y luchar incluso contra el peso de las situaciones que se nos pueda presentar en nuestra carrera cristiana, en nuestro andar.

Busquemos siempre la dirección y ayuda de nuestro Dios, que siempre está con nosotros si le creemos, clamando a El, porque en El está el poder y la completa disposición para mantener aquello por lo cual estamos luchando.

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